Homilía del P. Marcos

Compartimos con uds la homilia, que el Padre Marcos pronunció , en la misa de Acción de Gracias celebrada el pasado 4 de Agosto.


Éx 16, 2-4. 12-15 / Sal 77 / Éf 4, 17. 20-24 / Jn 6, 24-35
 

"Unas palabras en esta misa de acción de gracias, que serán una mezcla de historias, sentimientos y reflexión.
En varias entrevistas radiales de estos días me preguntaron cómo es que me sentía, al tener que partir. En primer lugar digo que muy agradecido por estos 22 años y medio vividos en esta querida comunidad parroquial del Santísimo Sacramento, y en esta ciudad de Tandil.
Agradecido por la tarea pastoral realizada junto a los sacerdotes con quienes he convivido, por la tarea pastoral compartida con diáconos y laicos, acción de gracias por tantas amistades en Cristo, acción de gracias por tantísimos aprendizajes.
Cuando llegué aquí, con apenas poco más de dos años de sacerdote, me encontré con una parroquia muy grande, que tenía un rumbo, un proyecto claro y definido, a ese proyecto impulsado por el padre Raúl me sumé, procurando colaborar, junto con los otros sacerdotes jóvenes que fuimos llegando por aquí.
Podría sintetizar ese proyecto parroquial con tres palabras: a) descentralización del culto b) formación del laicado c) opción por los pobres.
La descentralización del culto nos llevó a darle vida a las capillas; hoy cada una de las capillas que fueron surgiendo son comunidades de fe, de culto y de servicio, con un rostro propio, con presencia en su vecindario, cada una con sus propias iniciativas. Se da una participación y una pertenencia mucho mayor que si todos los parroquianos tuviéramos que venir a la iglesia del centro. Ligados a las capillas los sacerdotes cuando éramos más jóvenes íbamos aprendiendo nuestra misión de pastores de un pequeño rebaño.
La formación del laicado se fue dando a través de capacitaciones de todo tipo: cursos bíblicos, capacitación de catequistas y ministros, cursos para jóvenes, retiros para las distintas edades, formación en distintos movimientos eclesiales. Fueron surgiendo distintas modalidades de liderazgo que permitía llevar adelante muchas acciones.
Por último, la opción por los más pobres se fue concretando ante las distintas necesidades que aparecían en la comunidad: surgieron grupos de trabajo para los abuelos sin vivienda, para chicos en situación vulnerable, cáritas comenzó a brindar ayuda alimentaria y de todo tipo, viviendas para universitarios, programas de autoconstrucción de viviendas, en fin, distintas obras procurando una atención integral a toda la familia, llevadas adelante por voluntarios, jóvenes, y también profesionales.
Todo fue derivando en un mutuo aprendizaje, sabiendo que es el Señor el que educa a su pueblo, laicos y sacerdotes.
Hoy las capillas son 7: San José, María Auxiliadora, dolores, Guadalupe, del a Sierra, San Isidro de Fulton y San Antonio de Gardey. A la par de las capillas, surgieron varios movimientos como la Acción Católica, el Movimiento de la Palabra, la Milicia de la Inmaculada, los Scouts, IAM, que se agregaron a las instituciones parroquiales que ya funcionaban desde hace más tiempo, y tuvieron continuidad la pastoral Universitaria y la pastoral de la Salud.
Radio María, AM1180 y el Museo de arte religioso también son ámbitos donde se entrelazan la fe y la cultura.
En los años recientes, como parroquia nos volcamos a una manera novedosa de misión como lo es la carpa, un espacio que nos ayudó a crecer como familia parroquial y a superar el pequeño mundo en el que a veces nos movemos; y nos ayudó a crecer en la actitud de salida y encuentro. Todos esperábamos la primavera para que llegue la carpa.
Por último, la capilla de adoración es un oasis de fe que nos mueve a recomenzar desde Cristo, y nos ayuda a vivir nuestra vida y misión desde la eucaristía.
Entre los años 2010 y 2013 estuve estudiando en Buenos aires, a pedido del sr. Obispo; fue un tiempo que lo viví como otra forma de aprendizaje, renovación y amor a la Iglesia. El tema de investigación fue “la parroquia como lugar de formación”. Pude verificar, en un trabajo de campo realizado en esta misma parroquia, cómo la institución parroquial cuenta con un enorme potencial para ser un lugar de formación insuperable.
Es así que fui testigo de cómo la institución parroquial a través de su liturgia nos forma en un camino espiritual, cómo la institución parroquial permite vivir la iglesia como familia, cómo la institución parroquial es un ámbito especial para formar un corazón servicial y comprometido con el prójimo, cómo la parroquia nos permite despertar un corazón misionero. Es en medio de la acción como Dios nos forma. En el caso mío como sacerdote, descubro que la institución parroquial es un lugar concreto donde aprendemos a trabajar de manera conjunta sacerdotes y diáconos, jóvenes y adultos.
No me arrepiento de ser cura de parroquia, cura diocesano. La parroquia es un verdadero universo. La vida del cura diocesano tiene una doble pertenencia: una dedicación al lugar donde uno está, en mi caso 22 años en esta parroquia; y otra pertenencia que es a la Iglesia Diocesana, de la cual no nos desentendemos, por eso también mi partida tenemos que entenderla desde esa pertenencia a toda la familia diocesana que es nuestro campo de pastoral.
Quisiera invitar decididamente a los jóvenes varones que sienten una inquietud vocacional a que se planteen en serio consagrarse al ministerio sacerdotal en la vida parroquial y diocesana.
En estos años me ha tocado de manera particular la tarea en pastoral juvenil –tanto en la parroquia como en la diócesis-, las confesiones y acompañamiento de los colegios de la jurisdicción, y la visita a los enfermos; son tareas apostólicas que significaron un mutuo crecimiento.
Otra realidad que he desarrollado en mayor o menor medida es la actividad musical, puesta al servicio de la evangelización; la música es un lenguaje que sirve para comunica la fe, tanto en un templo, en un escenario, en un campamento o en un encuentro de catequesis. Desde aquí se han podido ofrecer al país más de 15 cursos de música litúrgica, así como en varias ocasiones se han presentado en vivo canciones litúrgicas que hoy son aprovechadas en muchos puntos de la iglesia argentina. Quisiera agradecer de manera especial en este día a todos los servidores de la música y del canto, que de manera infaltable, constante, aquí en el templo y en cada capilla, con creatividad y entusiasmo, nos han ayudado a todos celebrar la alegría de la fe.
Unas palabras especiales al padre Raúl, con quien he compartido no solo estos 22 años sino también la etapa previa de discernimiento vocacional y parte del seminario. Muchos de los que estamos aquí hemos aprendido de Raúl a vivir la fe de manera entusiasta, a cultivar la espiritualidad, la misión, el servicio; cuando cumplió sus 50 años de sacerdote, lo llamábamos “hacedor”, por su capacidad de acción, y más aún, “hacedor de comunidades”. Con él aprendimos que las obras que duran son las que se realizan en conjunto. Qu juntos podemos realizar aquello que individualmente no podríamos. Por eso estamos sumamente agradecidos. Muchas veces Raúl iba como 10 pasos más adelante abriendo caminos nuevos, que teníamos que ingeniarnos para descubrir, y otras veces, con sabia paciencia, sabía esperar los tiempos y los momentos para dar pasos firmes y seguros. Esta parroquia y Tandil no se entiende sin la acción decidida y visionaria de dos sacerdotes: el padre Acris y el padre Raúl.
En este día 4 de agosto celebramos 2 grandes sacerdotes. El santo cura de Ars, patrono de los sacerdotes, y el obispo Angelelli, próximo a ser beatificado, cuyo martirio fue hace exactamente 42 años. A ellos les queremos confiar este día, nuestro sacerdocio, el sacerdocio de quienes han compartido su misión aquí, y los dos sacerdotes que vendrán, José María y Mario.
Finalmente, y para dejarnos iluminar por el evangelio que hoy hemos proclamado, necesitamos tomar en serio las palabras de Jesús: “Yo soy el pan de vida”. Nos enseña que nuestra vida toda tiene que ser una vida eucarística, es decir de comunión con Dios y los hermanos. Nos recuerda que la vida de los sacerdotes ha de ser una vida eucarística: la comunión nos lleva a la misión, y la misión nos conduce a una mayor comunión. Nos recuerda que una parroquia no es simplemente el templo, o la jurisdicción: sobre todo es una comunidad eucarística que tiene a Jesús vivo en el centro y lo tienen que compartir con los demás.
Bueno, con estos sentimientos, historias y reflexiones, les propongo continuar nuestra celebración confesando juntos nuestra fe."